Esta mañana hemos asistido al desahucio de una clínica de ginecología. Cuando hemos llegado a la misma, que se encontraba ubicada en un local comercial en los bajos de un céntrico edificio madrileño, hemos encontrado a los arrendatarios de la misma terminando de sacar enseres del interior. La clínica se mantuvo abierta hasta el mismo día anterior al lanzamiento y según expresaron habían pasado toda la noche retirando aparatología, muebles y otras pertenencias. Así, pidieron al propietario, allí presente y a los miembros de la comisión judicial del juzgado, les dejaran unos minutos para terminar de sacar sus cosas de dentro, a lo que ambos accedieron dejándoles hasta media hora para que terminaran de retirar la aparatología que aún quedaba dentro.
Y es que lo cierto es, que aunque todo aquello que se deje en el interior de un inmueble desahuciado pasa a ser propiedad del propietario, como explicamos en más detalle en nuestro post “Qué pasa con los enseres del inquilino tras el desahucio”, en algunos casos, esas pertenencias que pueden encontrarse dentro del mismo, causan más de un quebradero de cabeza al arrendador como era el caso, pues se trataba de maquinaria médica que ni podía ser sacada de manera fácil y por el propio arrendador, ni tampoco ser depositada en cualquier contenedor al uso. Por todo esto el primer interesado en que los inquilinos terminaran de sacar para llevarse todos esos objetos que para él carecían de utilidad, era el propio dueño del local, quien esperó paciente junto con la comisión, procurador, letrado y policía a que sacaran las últimas cosas y le entregaran pacíficamente las llaves.
Aun así, y cuando todos los allí presentes accedimos al interior del mismo para dejar constancia sobre su estado en el acta de lanzamiento que los miembros del juzgado redactan, se encontraron numerosas cajas con propaganda y medicación, pero de más fácil transporte y desecho.