Hoy hemos asistido al desahucio de un piso en Madrid, mas concretamente en el distrito de Guindalera. El inmueble es propiedad de una señora de avanzada edad, y junto con la Abogada, la Procuradora, la policía y la comisión judicial, han asistido sus dos hijos. Cuando la policía se ha dispuesto a llamar a la puerta no respondía nadie, pero se oían ruidos de televisión en el interior, tras varios insistentes intentos, el inquilino nos ha abierto la puerta en ropa interior diciendo que estaba durmiendo y mostrándose desconcertado por nuestra presencia. Era la una y media de la tarde, y los miembros del juzgado le indican que proceden a practicar el lanzamiento del inmueble y que por favor salga. El inquilino afirmaba no saber nada de la práctica del desahucio, no haber sido avisado ni notificado de nada, y manifestaba su incapacidad para irse a ningún otro lado. Todos los allí presentes sabíamos perfectamente que eso no era así, el proceso es absolutamente garantista y cualquier inquilino demandado es notificado para que pueda estar a corriente de todo y hacer valer sus derechos.
Uno de los miembros del juzgado, que portaba el expediente completo del procedimiento, le ha indicado las fechas en las que han acudido al domicilio personalmente a notificarle la demanda, en qué día y hora sucedió, e ídem con el resto de notificaciones relativas al asunto.
El inquilino se ha mostrado molesto y violento y ha expuesto que dentro estaba su pareja, que nada tenía que ver con eso y ha pedido que por ello la dejaran quedarse. Tanto la policía como la comisión judicial le han indicado por supuesto la imposibilidad de tal pretensión y le han invitado a llamarla para que saliera también de la casa.
Más tarde y mientras ambos se vestían, pidió le dejaran sacar sus cosas -manifestaba tener incluso muebles en el interior de la casa- a lo que la policía ha accedido invitándole incluso a llamar a alguien para que fuera a ayudarle con las cosas, el inquilino ha accedido y ha llamado a su padre, quien a los pocos minutos se ha personado para ayudarle a bajar bultos. Con el transcurso de este trámite la situación ha ido subiendo de temperatura por lo que los policías han intervenido para tranquilizarlo y encauzar todo de la manera pacífica que ha terminado siendo. Han apartado a los hijos de la propietaria para que esperaran en el rellano de la planta superior al inmueble, Abogada y Procuradora también nos hemos retirado a esperar a otra planta, y la policía ha ayudado a bajar las bolsas del inquilino a la calle.
El cerrajero ha procedido a cambiar la cerradura y todos hemos accedido al inmueble para comprobar y atestiguar sobre el estado del mismo que tristemente era lamentable. Los hijos de la propietaria aunque disgustados con el estado de la casa, se han mostrado contentos de recuperarla finalmente.