
Alberto, toda una vida trabajando en su taller mecánico. Tras la jubilación, decide alquilarlo a dos hermanos jóvenes y con experiencia en el sector que deseaban abrir el que sería su segundo establecimiento.
Tras un año de pagos puntuales comenzaron los problemas. Primero, el impago de una parte de cada mensualidad, después, la falta total de abono de cada renta.
Alberto, cansado de excusas, prórrogas y falsos propósitos de pago acude a nosotros con el interés de recuperar tanto su local como las cantidades acumuladas debidas.
Unos meses mas tarde, Alberto ha recuperado la posesión de su inmueble, disfruta del abono puntual de cada mensualidad por parte de sus nuevos inquilinos – una tienda de ropa con la que está encantado- y además recibe, en concepto de cantidad embargada a los ya condenados, la parte correspondiente. Y así será hasta completar la cantidad total debida.